En el marco del ciclo 2025 de Museos en la Noche, el historiador Lic. Eduardo Porciúncula Salgado, brindó en el Museo Histórico de Durazno “Casa de Rivera”, una charla con exhibición de documentos y materiales originales de la época, sobre “Uruguay ante la Segunda Guerra Mundial, 1938-1945”.
Porciúncula Salgado, Magíster en Historia (Cultura y Sociedad), con un posgrado en Arte, Patrimonio y Cultura, se ha especializado en historia de los Conflictos Armados, sostuvo que “de los varios temas que tenemos para poder hablar en Uruguay, presento dos de los más importantes vividos en nuestro país durante ese período. El primero fue el Servicio Militar Obligatorio y el otro la Defensa Pasiva.
Sobre el primer punto sostuvo que “la juventud varonil no cumplió y no colmó las expectativas que se esperaban porque la Ley también era muy pesada en cuanto a los días de cumplir con el servicio militar obligatorio; tenían que venir los fines de semana y los feriados, entonces los jóvenes no concurrían; ni siquiera uno mismo hoy día concurriría a un servicio militar obligatorio sábado y domingo, o feriado. Eso fue lo que pasó, el servicio militar fue un fracaso para el ejército uruguayo, tenía más centros de instrucción que los oficiales con que contaba el ejército para poder instruirlo y necesitaba mucho personal. El ejército era muy chico, tenía solo 7.000 hombres”.
Respecto al tema de la Defensa Pasiva durante aquellos años de conflicto bélico, el historiador sostuvo “es un tema que se habla muy poco en el Uruguay”. Dijo que la defensa pasiva “era una estructura similar a lo que funciona hoy como el Sistema Nacional de Emergencia, el cual llegó a tener, entre 1942 y 1943, 15.000 voluntarios trabajando en forma continua, sistematizada y de todos los estratos sociales. Llegó a reunir médicos que dictaban cursos de enfermería, cursos de camillero, de primeros auxilios, a preparar botiquines, gente que supiera preparar refugios y actuar en caso de destrucciones producidas por ataques aéreos. Poder remover escombros, brindar primeros auxilios y evacuar a los heridos.”
“Fue algo muy importante en Uruguay porque también cambió el paradigma de la ayuda social, ya que en ese momento salieron las mujeres a darle una lección a los hombres en cuanto al servicio que cumplían y no eran mujeres jóvenes, eran mujeres jefas de familia, eran mujeres ya de cierta edad con hijos; habían mujeres de 20 y 25 años, pero en su mayoría fueron mujeres de 30 y 40 años que tomaron esa misión solidaria y salieron a hacer cursos de enfermeras auxiliares. Es un tema muy interesante, figura en la prensa en la época, pero en los libros de historia no se trata mucho.
Entonces Uruguay se posicionaba ante la Segunda Guerra Mundial con este sector de la sociedad, dando un ejemplo aleccionador al resto de la ciudadanía y siendo el primer país de América Latina en prepararse y crear la Defensa Pasiva. Desde los decanos de las facultades, militares y médicos que organizaban e impartían las clases, hasta las diferentes comisiones departamentales, de centros poblados o barriales lo hicieron en forma voluntaria. La inscripción a los diferentes cursos también fue en forma voluntaria, lo que era un estímulo importante. Así se juntaban y trabajaban en equipo los diferentes estratos sociales, no solo profesionales, sino las enfermeras auxiliares que venían de todas las casas de familia”.
Rememoró que “en realidad, si bien el servicio militar fue rechazado ampliamente y fue muy controversial, también lo fue en el sistema político. Muchos senadores y diputados no estaban de acuerdo. La defensa pasiva, al contrario, fue muy bienvenida porque también afloró ese afecto femenino, esa madre de familia, esa mujer uruguaya solidaria. A partir de este momento hay un cambio de paradigma en la sociedad, se trabajaba gratis por el bien del otro. Por ejemplo, las mujeres tenían cursos de enfermeras y prácticas hospitalarias, pero no podían ocupar y competir con las enfermeras de salud pública o privada, no estaban legalmente autorizadas a trabajar. Todo ello lo demuestran las mujeres que salen a la calle a realizar una tarea solidaria”.
Evidentemente que esto creció, hubo una formación profesional, una capacitación y muchas de ellas, de repente, se lanzaron a revalidar su certificado de enfermera auxiliar en salud pública y continuaron con su vida. Pero dejó un legado, que el General Campos en un discurso como Ministro de Defensa, en un libro que compiló sobre “El pensamiento civil del país orientando los problemas de la Defensa Nacional y la instrucción militar obligatoria”, deja un mensaje muy fuerte en el prefacio realizando un nuevo llamado a la masculinidad: “Y no es de extrañar cierta incomprensión por parte de los sectores juveniles más interesados, sobre todo en los masculinos porque, a decir verdad, las mujeres han dado en nuestro país un ejemplo aleccionador, al ser llamadas en las tareas auxiliares de la Defensa Pasiva, por lo que le rendimos nuestro emocionado homenaje.”
